lunes, 20 de julio de 2009

Vocación

Algún momento es bueno para volver a escribir. La gente cuando lo deja por un tiempo sólo lo recuerda cuando hay una razón importante para volver, porque quiere expresar algo o porque cree que debe hacerlo. En este momento no sé cual de esas dos razones me impulsa. Estoy triste, y los ojos se me hacen limones... cursi, pero nada más cierto, la acidez se escapa y uno se siente mejor cuando el escozor se condensa en gotitas saladas que no caen y la nariz que moquea... ridículo pero eficaz, igual que sonarse y limpiarse para que vuelvan o salir, sal y sed... pero como esta es una bitácora sobre periodismo, o eso prentendió en algún momento, debo decir que los periodistas, o mejor, quienes esperan serlo, también lloramos por el trabajo... si no se llora es porque no se siente demasiado y no has llegado a ese punto de tocar con un hueso más fuerte... suenan las dos a escusas, pero se llora porque se siente, y se siente porque te impulsa algo, y lo que te impulsa no siempre encuentra el espacio expédito a su paso, y el golpe se lo lleva la persona, no lo que le impulsa... no sé explicar mejor lo que es el dolor por vocación.

Pero a pesar de los golpes, a pesar del sentimiento triste o trágico, el impulso es lo que hace latir el corazón y mueve el mundo como los globos en las cabeceras de los telediarios... ese globito, del color que esté coloreado, es el corazón de un periodista que lo ve, que se siente dolido y que un día regresa contando estas bobadas.

Un saludo Igrein