sábado, 28 de mayo de 2011
Indignados en Fuente Dorada #acampadavalladolid
Confieso que cuando el 15 de mayo la gente se reunió indignada en Madrid pensé que sólo duraría un día. Un movimiento -que saltaba de las redes sociales- me parecía muy etereo, estético en el sentido de subir fotos a los muros, no de la calle, sino de las mencionadas redes.
En twitter así lo dije -ahí está registrado-, y esa misma noche se quedaron, y grité y callé con ellos desde Twitter. Está claro que cambié mi postura desde las 12.00, quería cambiarla, había anelado que durase más, y duró más; otros hacían lo que yo no hacía y sí decía. Eramos los mismos, yo aún detras del ordenador.
Siempre he querido ir a verlo desde entonces (si no Madrid, Valladolid), y por pasividad no lo he hecho hasta hoy. Este post está dedicado a lo que he visto allí (sin analizar, sólo mostraré mis impresiones,eso lo dejo para otro, otro día).
No hay mucha gente, pero sí hay personas que merece la pena escuchar y conocer. El método que utilizan en las comisiones (asistí a parte de la de Estrategia) me ha sorprendido por lo democrático que es y por la capacidad que tiene para hacer reflexionar. Tiene, por otra parte, limitaciones. Las cosas de las que se debate están restringidas por la capacidad de explicarlas comprensivamente, y eso es un gran embudo. No hay más conocimientos que los que la gente expone y falta acceso a conocimientos especializados, y gente que sepa explicarlos cuando surgen las dudas, haciendo ver sus relaciones con otros temas. Pienso que el movimiento que nació en la Red,o usó la Red para nacer, intenta no volver a ella aunque siga dependiendo de ella y esté unida intrínsecamente a ella. Depende de ella y no e puede entender sin ella, pero volver a ella es retroceder a la virtualidad y renunciara la calle, cuando actualmente la calle es más una democracia real. No puedo ahorrarme decir que no está el trapecio pra actuar sin red. Pero no hay red sin carpa, y las tiendas están y deben esar en la calle (que bien suena dsde casa).
Decir que me ha interesado mucho y no me ha defraudado es poco. Cuando terminen los exámenes, si sigue, me gustaría ir a dormir allí algún día, organizar un sistema de turnos de acampada para no renunciar a la plaza; espero que dure y deseo que éstas palabras sean hechos. Recomiendo a todos que se acerquen, y que si ya están ahi, que hagan hueco a los que irán después de exámenes, ánimo, vuesta voz es la nuesta.
viernes, 27 de mayo de 2011
El arco y la flecha
Ya no me acordaba de mi viejo blog/ bitácora , o lo que quedó de él. Parece mentira, http://blogs.ya.com/los-miserables, pero estaba completamente fuera de mi cabeza, como si jamás nunca hubiera existido. Ahora lo añoro un poco, el volver a escribir así, el anunciar la crisis económica sin conocer cuánto duraría... Parece mentira, pero el periodismo que nació allí, tan unido a la esencia del movimiento blog, que para muchos sucumbe ante el actual fenómeno redes, es el que motivó parte de mi visión del mundo; y pese a ello, olvidado, lo redescubro perdiendo la objetividad... el periodismo me está enseñando esto, a distanciarme de las cosas, ¿pero no estaré dando demasiado? ¿no habré perdido el punto de referencia? El viento desvía la flecha de mi arco y desconozco qué voluntad guía ya su trayectoria; el objetivo es algo que quiero recuperar, pero sin olvidar mi vieja sonrisa, ese arco de evidente ironía que redescubro ahora.
La libertad es la cultura
Los programas culturales, los espacios en los medios dedicados a la cultura están, salvo raras excepciones, en retroceso. La crisis, también en los medios de comunicación, lleva a la prensa a no invertir ni apostar ni por el periodismo especializado en general, ni por el periodismo cultural en particular. El retroceso para toda la sociedad es enorme.
Si para Aristóteles las virtudes cardinales que deberían regir al ser humano son una justa mezcla de sabiduría, fortaleza y templanza, se podría decir que el periodismo, que descuida la cabeza y el corazón, es decir, su capacidad de informar y enseñar, y se centra en su función más visceral de entretener, está olvidando su razón de ser.
Cualquier lector que vea, escuche o lea los medios de comunicación debería hacerse una pregunta antes: ¿qué quiero saber? Si cierra los ojos o tapa sus oídos ante la realidad y asiste sin pesadumbre a la sucesión de imágenes, palabras o voces que ni le avivan el corazón, ni le estimulan el cerebro, deberá preguntarse si no está buscando o no le están ofreciendo esos medios lo que existe y, sin saberlo, fue a buscar. La búsqueda desde ese momento de otras palabras, voces o imágenes deberá ser incansable o renunciar, definitivamente, a la idea de libertad.
En éste mundo apocalíptico de esclavos que no saben que lo son y de buscadores de lo que, salvo rarísimas excepciones, no se ofrece, llegará el momento en el que algunas de las cabezas y corazones de aquellos que se dediquen a eso que se denominó periodismo, miren y descubran a aquellos desilusionados inconformistas, esa audiencia minoritaria desatendida que hace falta ganar o recuperar; y, a través del lenguaje adecuado y de volver a los orígenes de su oficio, la batalla por recuperar las parcelas de la realidad desatendidas y descuidadas se transforme en un bautismo vivificador y revitalizante.
El mundo apocalíptico es el actual, la evidencia más clara de todo ello es que nadie lo sabe o se mira rápidamente para otro lado conformándose con un simple y llano ‘que se le va a hacer’. Las audiencias viven bajo la ilusión de libertad, y existen periodistas que creen que los nichos para los programas culturales no existen y que apostar por esos espacios con la que está cayendo es sembrar en tierra baldía.
Sólo el conocimiento de éste problema, la reflexión profunda sobre cada uno de sus aspectos, incluso cuestionar el gran pesimismo que lo impregna, puede aportar luz en este mundo de sombras. Arrojar luz sobre cada vertiente de estos matices es lo que se trata de hacer en cada espacio dedicado a la cultura. Negarle al lector, al oyente o al espectador estos espacios, que puede que no fue a buscar, serviría para recortarle un poco más las alas, volar a un proyecto de mundo mejor.
NOTA IMPORTANTE 18/05/2016: La imagen que encabeza el artículo es una obra artística de a J. Canas que alude a 'La victoria alada de Samotracia' que se puede ver aquí, Lamento no haber verificado el origen y pedido el oportuno permiso para publicarla. Escribo esto para pedir disculpas a la espera de que el autor me diga la mejor forma de proceder.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)