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domingo, 7 de junio de 2009

Las bandadas y la televisión camaleónica


Que la sociedad late al ritmo que impone el mercado laboral ya lo anunció un protoperiodista llamado Perogrullo. Cojamos un teleprograma, la programación semanal. ¡Ringgg!
  1. De 7.30 a 9.00 la gente se levanta y se dispone a trabajar, se ofrecen programas para niños antes del cole e informativos para los profesionales que desean saber como viene el día antes de ir al taba jo (lo mismo su empresa ha cerrado y no hace falta).
  2. De 9.00 a 13.00 toman el mando aún caliente las amas de casa (sin machismos, la sociedad es la que es), para este público tan femenino se les ofrece un menú de magazines de entretenimiento más rosa que el diamante de la pantera.
  3. De 13.00 a 16.00 empiezan a regresar los parientes, grandes y pequeños, todos con hambre. El plato son el contenido informativo de los magazines rosa, los dibus para todos los públicos tipo The Simpson o las series adolescentes... y como no, los informativos del mediodía (todo un clásico), es el único momento que son comibles las noticias políticas, la razón de ser de los directivos y sus lineas editoriales mas o menos politizadas.
  4. De 16.00 a 18.00 horas, las amas de casa vuelven a coger el mando y buscan sus telenovelas/culebrones o sus amados magazines de sobremesa, nada mejor que reírse de los famosos cuando la vida es tan poco extraordinaria, o pensar que lo extraordinario sucede al otro lado de la pantalla.
  5. Desde las 18.00 hasta las 20.00, regresan los chicos del cole con ganas de merendar... y como los chicos las visitas o los profesionales con horario de mañana o media jornada. Se ve un totus revolutum de opciones diversas.
  6. Entre las 20.00 y las 21.00/22.00 la heterogeneidad se generaliza, todo el mundo llega a sus hogares cansado y con ganas de sentarse en el sofá-sillón o frente a la mesa para cenar. ¿Qué echan? la serie de tal, la peli de cual... pero siempre o casi después del informativo (sólo se pueden digerir las noticias políticas cuando tenemos la boca medio llena, es el modo de decirnos... los políticos te dan de comer... o casi).
  7. De 21/22.00 a 0.00 es el lugar de lo que realmente la gente quiere ver, las series donde sale el alter ego del papi, de la mami, del abuelo, del niño... y todos viven unas aventuras tremendas... salidas de guionistas quemados, quiebros y requiebros como los de Anibal con los elefantes.
  8. De 0.00 a 2.30 se ofrece la calderilla, el postre, programas de menudeo, es decir, que mendigan, que piden el público con más energias o más insatisfechos de las series de la banda anterior (prime-time)... es el momento de los que quiere vivir la última experiencia del día antes de acostarse (¡Ringgg!) y despertarse para volver a trabajar.

sábado, 6 de junio de 2009

Democracia de tiranos, gobieno de validos

Uno de los criterios más importantes de las noticias es de actualidad, la impresión de que la información se devalúa con cada instante que pasa. Es preciso llegar antes que nadie (exclusiva) e informar in situ (en directo) y si no simularlo (falsos directos). No nos engañemos, la información se ha convertido en un espectáculo. Se explota el tanto de la unión psicológica que siente el televidente con los hechos cuando se transmiten en directo (temporalmente) o recurriendo a imágenes ajenas como las videocámaras o las proporcionadas por los videoaficionados)... el morbo de lo real (reality) en los informativos. ¿Pero lo que se transmite en directo es real? ¿Qué noticias importantes se pueden transmitir verdaderamente en directo?


La solución es sencillísima, las noticias en directo, o los contenidos exclusivos priman por el mero hecho de transmitirse en directo, o difundirse en exclusiva... independientemente de otros juicios de importancia.

¿Porqué sucede esto? La sociedad se siente engañada, exprimida y utilizada. Se siente de vuelta e todo y se ha vuelto incrédula. Ojo cuando se habla de censura o de trato desmedido de los medios... la sociedad, transformada en opinión pública responde, y vaya si lo hace, con críticas, pataleos y reproches cuando algo no les gusta o, más económicamente cambiando de cadena.

Porque al otro lado espera un televidente que sólo concede 30 minutos de su tiempo libre a cambio de una quimera. El cliente tiene siempre la razón, y la quimera nunca le saca los ojos porque el infeliz trabajador cansado tiene ahora a su disposición un mando a distancia... tal poder tiene ese mando como un báculo o un cetro en la baja edad media.
Democráticamente (o no tan democráticamente) ejerce su juicio en masa, en forma de share y este baremo marca mejor que cualquier otro criterio lo que vende... y vende el directo, y venden los reportajes de 3 minutos sobre los chocolates, o las noticias de niño muerde perro, que si hace mucho frío hoy, que si hizo mucho calor ayer, o la carnaza de las modelos, o la crónica deportiva previa a los partidos de liga y los incidentes más nimios que puedan llenar el desproporcionado tiempo que ocupa la sección de deportes en el cada vez más flaco informativo.
Sólo se hace televisión en las cadenas generalistas para las grandes masas, la información y su poder transformador del mundo es cada vez menos democrático.

miércoles, 3 de junio de 2009

La estética del videoclip


Tras la engañosas frases "ver es comprender" y "más vale una imagen que mil palabras" se esconde el perfil del homo videns, un ser primitivo enajenado y mal educado en la cultura audiovisual. Y decimos un ser primitivo porque se guía por nociones innatas como son las del ritmo y la belleza. Ya lo dijeron John Baggaley y Steve Duck, el espectador se deja influenciar más por los aspectos formales de los presentadores (aspecto, ropa, tipo de voz, forma de mirar...) que por el contenido (la información transmitida). Basta realizar un experimento, bajar el sonido del televisor al ver las noticias y comparar realizando el proceso inverso, el de no ver el televisor pero sí escucharlo.
Otro experimento es observar el ritmo de películas como Casablanca (aproximadamente un plano cada 15 segundos) y las películas actuales. O comparar los 9 segundos de media entre plano y plano en los culebrones y el aceleradísimo ritmo de los anuncios (se pueden utilizar una veintena de planos en solamente 20 segundos).
Propongamos un nuevo experimento, compara el promedio de planos de las distintas ediciones de los informativos que ves y juzga cuál es más ameno y cuál es más informativo.
Muchas veces la comodidad o la vistosidad engañan nuestro deseo de conocer... porque... ¿queremos ver un informativo, o queremos que un informativo se parezca a algo que nos guste?