Uno de los criterios más importantes de las noticias es de actualidad, la impresión de que la información se devalúa con cada instante que pasa. Es preciso llegar antes que nadie (exclusiva) e informar in situ (en directo) y si no simularlo (falsos directos). No nos engañemos, la información se ha convertido en un espectáculo. Se explota el tanto de la unión psicológica que siente el televidente con los hechos cuando se transmiten en directo (temporalmente) o recurriendo a imágenes ajenas como las videocámaras o las proporcionadas por los videoaficionados)... el morbo de lo real (reality) en los informativos. ¿Pero lo que se transmite en directo es real? ¿Qué noticias importantes se pueden transmitir verdaderamente en directo?
La solución es sencillísima, las noticias en directo, o los contenidos exclusivos priman por el mero hecho de transmitirse en directo, o difundirse en exclusiva... independientemente de otros juicios de importancia.
¿Porqué sucede esto? La sociedad se siente engañada, exprimida y utilizada. Se siente de vuelta e todo y se ha vuelto incrédula. Ojo cuando se habla de censura o de trato desmedido de los medios... la sociedad, transformada en opinión pública responde, y vaya si lo hace, con críticas, pataleos y reproches cuando algo no les gusta o, más económicamente cambiando de cadena.
Porque al otro lado espera un televidente que sólo concede 30 minutos de su tiempo libre a cambio de una quimera. El cliente tiene siempre la razón, y la quimera nunca le saca los ojos porque el infeliz trabajador cansado tiene ahora a su disposición un mando a distancia... tal poder tiene ese mando como un báculo o un cetro en la baja edad media.
Democráticamente (o no tan democráticamente) ejerce su juicio en masa, en forma de share y este baremo marca mejor que cualquier otro criterio lo que vende... y vende el directo, y venden los reportajes de 3 minutos sobre los chocolates, o las noticias de niño muerde perro, que si hace mucho frío hoy, que si hizo mucho calor ayer, o la carnaza de las modelos, o la crónica deportiva previa a los partidos de liga y los incidentes más nimios que puedan llenar el desproporcionado tiempo que ocupa la sección de deportes en el cada vez más flaco informativo.
Sólo se hace televisión en las cadenas generalistas para las grandes masas, la información y su poder transformador del mundo es cada vez menos democrático.
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