Ya no existen sólo los blogs o las bitácoras, ni los foros o los chats, cuentas de correo o mensajeros con g de mail... existe todo, todo en uno, y además personalizado, hecho exprofeso para tu gente y para ti. Se trata de los servicios de redes sociales personales/grupales.
Si se podía realizar un blog de forma colectiva, ahora se puede realizar algo a escala más amplia. La escalada tecnológica y la carrera imparable de los buscadores se entiende sólo desde la indómita estrategia de crear espacios -columbarios- donde las palomas pongan sus huevos, es decir, nichos para ubicar publicidad baratísima con cierta efectividad y competir a la nipona aunque sin esforzarse con los medios tradicionales (prensa, televisión...). Sí, la televisión está al caer también, cuando sea rentable en internet caerá a plomo por mucha TDT, volará como el coyote que persigue a un correcaminos que dispone de TNT. (Tecnologías para los Nuevos Terminales). Por primera vez en muchos años baja la audiencia entre los jóvenes en televisión, y como no es porque leen periódicos o juegan en la calle, se supone que juegan con sus consolas, cuasiordenadores -como un jorobado famoso con las campanas de Notre-Dame- asi como navegan y parlan ente sms, sonitono o videochat.
El primero que se hace con un público extenso y por ende, con el beneficio de la popularidad, gana, mientras que el último sube al reino de los difuntos. El que gana crea nichos que desarrolla aquí, bajo estas líneas, pero también allá... en todas partes. Microsoft llegó tarde comprando Yahoo!, cuando el pez de Google estaba ya demasiado crecidito y era tan voraz como para sentirse presa ante los dientes desgatados Su ancianidad.
Sin más demora, que no se tomó Zamora en una hora, hoy presentamos (siguiendo las fórmulas del relato mítico) un nuevo lugar donde se nos ofrece techo: nosotros depositaremos nuestros huevos y todos pareceremos contentos... pues sentiremos que nos dan liebre por gato... aunque me da que se dice mejor gato por liebre...
El cuento continúa aquí mañana (o no) y os adelanto una cosita, que el lobo se come a caperucita con cesta, capucha y pimentitos del piquillo aunque yo no lo vea o no lo viva. Y colorín colorado este cuento, que se escribe a cada instante y recuerda a la más trágica de las tragedias griegas (no es Coroliano, que es inversa y de Sakespeare), no se ha terminado.
Fotograma The Village
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