"Posteando" o escribiendo una serie de entradillas, cambiando de estilo, volvieron las cosas olvidadas a la memoria. Tenía ganas de quitarme el chaleco del estudiante de conductas profesionales y me apetecía dar la nota discordante. Con un solo dedo me vinieron las palabras al gatillo del teclado y trá-ta-ta-ta-tá, fusilé al espació en blanco. Nunca se debe dejar de escribir por gusto o suceden cosas como estas. Se debe oir y escribir siempre por igual aunque no se publique. Matar el gusanillo del hambre a dentelladas y después relamerse.
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