Amenización de carácter secundario e incidental en bares, cafeterías, tabernas, restaurantes y similares.
La iniciativa de la Federación Catalana de Peluquería que anima a través de carteles a que los clientes del gremio lleven música original de sus propias casas para así no pagar este servicio en sus locales a la sociedad general de autores y editores, es un ejemplo explícito más, de entre los muchos que se vienen sucediendo, de los métodos y límites que dicha sociedad de autores está dispuesta a asumir para la defensa de sus asociados. La acción de la SGAE, que presupone cierto celo desmedido, sólo por si misma explica la contundencia de la reacción de la FCP, que implícitamente advierte a la sociedad de la necesidad de poner trabas a la persecución de prácticas que los usos y las costumbres han transformado en cotidianas. El afloramiento constante de este tipo de noticias polémicas respecto a la acción de la SGAE al abrigo de las leyes tiene de por sí un efecto erosionador sobre las mismas que menoscaba el derecho de los que en aquellas se amparan para ejercer su labor, más si cabe si esta produce víctimas del atropello legislador. Pues las leyes que se hacen rápido para solucionar grandes problemas sólo sirven de parches, y dicha condición de ‘provisionalidad’ se evidencia tanto por la impopularidad de las mismas en la sociedad, que no las sigue y las convierte en ineficaces, como en la búsqueda de soluciones alternativas, que las vuelve susceptibles a nuevas reformas.
El paso irreversible del tiempo es un hecho incuestionable que obliga a todas las industrias, incluida la culturar, a mirar adelante y buscar nuevas estrategias de venta y distribución. Sólo así sean capaces de cerrar la gran brecha que se abre, día a día, noticia tras noticia, con quienes están llamados realmente a sostener su producción.
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